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Los Institutos Seculares

Qué son, cuáles son sus características

 

El Espíritu Santo, artífice admirable de la variedad de carismas, ha suscitado en nuestro tiempo nuevas expresiones de vida consagrada, como si quisiera corresponder, según un providencial designio, a las nuevas necesidades que la Iglesia encuentra hoy en el cumplimiento de su misión en el mundo.

El pensamiento va en primer lugar a los Institutos Seculares, cuyos miembros pretenden vivir la consagración a Dios en el mundo mediante la profesión de los consejos evangélicos en el contexto de las estructuras temporales, para ser así fermento de sabiduría y testimonios de gracia en el interior de la vida cultural, económica y política. Mediante la síntesis, que les es específica, de secularidad y consagración, pretenden introducir en la sociedad las energías nuevas del Reino de Cristo, tratando de transfigurar el mundo desde dentro con la fuerza de las Bienaventuranzas. De esta forma, mientras la total pertenencia a Dios los hace plenamente consagrados a su servicio, su actividad en las normales condiciones laicales contribuye, bajo la acción del Espíritu, a la animación evangélica de las realidades seculares. Los Institutos Seculares contribuyen de esta forma a asegurar a la Iglesia, según la índole específica de cada uno, una presencia incisiva en la sociedad.

Un preciosa función cumplen también los Institutos Seculares Clericales, en los que los sacerdotes que pertenencen al clero diocesano, aun reconociéndose a algunos de ellos la incardinación al proprio Instituto, se consagran a Cristo mediante la práctica de los consejos evangélicos según un carisma específico. Encuentran en las riquezas espirituales del Instituto al que pertenecen una gran ayuda para vivir intensamente la espiritualidad propia del sacerdocio y, de tal forma, son fermento de comunión y de generosidad apostólica entre los hermanos.

 

De la Exhortación Apostólica

"Vita Consacrata", de Juan Pablo II.